¿Es necesario el uso del hilo dental?

Durante la historia han sido muchos los útiles que han ayudado al ser humano a limpiarse los dientes y la boca. Uno de los primeros fue la utilización de fibras e hilos para eliminar restos de comida entre los dientes. Son los antecesores de lo que hoy conocemos como seda o hilo dental. En la actualidad, el hilo dental está fabricado en nailon, un material barato y resistente, el cual suele tener una capa de producto, ceras, que permite no solo su mejor utilización, sino que ayuda a prevenir traumatismos en los tejidos blandos.

Junto con el cepillado y los colutorios, el uso del hilo dental ayuda a prevenir efectivamente tanto las caries como la enfermedad periodontal.

Los beneficios del uso del hilo dental:

Protege las encías: la comida atrapada entre los dientes, y la consiguiente acumulación de placa, hace que las encías se hinchen, ocasionando que sangren y generando molestias.

Previene la creación de sarro en los dientes: el sarro que se acumula en nuestras piezas dentales es difícil de eliminar mediante el cepillado

Elimina las bacterias que producen el mal aliento: el uso del hilo dental ayuda a tener un aliento más fresco, debido a que suprimimos los pedacitos de comida que quedan atrapados entre nuestros dientes y encías y favorecen la halitosis.

Higiene bucodental completa: la seda dental limpia las pequeñas zonas de la boca a las que el cepillo no llega, protegiéndola de infecciones como la gingivitis o la caries dental.

Según diversos estudios, la utilización adecuada del hilo dental junto al cepillado puede eliminar hasta el 80% de la placa proximal y también es beneficioso para eliminar la placa subgingival, ya que el hilo puede introducirse entre 2 y 3 mm por debajo del margen entre diente y encía.

En el uso del hilo dental hay que tener en cuenta que no es un método alternativo, sino complementario al tradicional cepillado. Por ello, se recomienda su utilización antes del cepillado para que después la pasta y los filamentos del cepillo puedan penetrar de forma efectiva entre los espacios dentales.

La mejor manera de aprender su utilización es consultar a nuestro profesional de salud bucal, bien sea dentista o higienista dental. Básicamente, los métodos de limpieza con hilo dental están basados en su utilización con los dedos.


El método más habitual es del ‘carrete’. Para ello se corta una pieza de hilo dental de 40 a 50 centímetros de largo. Cada extremo se fija con varias vueltas suaves alrededor de los dedos medios y, poco a poco y ayudándose del índice y pulgar, se realizan movimientos de arriba hacia abajo, nunca de lado a lado, pues lo que se busca es que el hilo pase por debajo de la línea de las encías formando una ‘c’. Como ocurre con el cepillado, la limpieza con el hilo dental debe realizarse al menos dos veces al día.

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